VIDA Y MUERTE EN 15 DIAS
Han pasado once años ya desde aquella fecha en que viví tan tremenda experiencia, a la corta edad de doce años no me imaginaba que lo que había inciado como una sencilla noticia, se convirtiera en un hecho para nunca olvidar. Aún a mis veintitrés años recuerdo todo como si hubiese pasado ayer.
¿Te gustaría tener otro hermanito? Me preguntó mi mamá una calurosa tarde de domingo del mes de marzo.
No! le dije con un tono de seguridad que pocas veces me había escuchado. No es que no me gustaran los bebés, simplemente en mi mente veía que todo estaba muy bien al tratarse solamente de papi, mami, Luis y yo. "Somos una familia perfecta" decíamos el menor hasta ahora y yo, cuando notabamos que al parecer todo estaba diseñado para familias de 4, donde había un niño y una niña.
Pero mi respuesta no podía cambiar lo que en la pancita de mami ya se estaba gestando, y algunos días después nos dieron la noticia de que esperabamos un nuevo miembro en nuestra familia. Ya para ese momento mi pensamiento cambio un poco, y me sentía contenta, por conocer un nuevo Zelaya Quirós.
Una mañana normal de clases de sexto grado, mi maestra me dijo: Marianita, tu papá vino por ti, puedes irte ya. Esas no son palabras agradables para un niño, tu papá no te viene a recoger para ir de paseo o ir por un helado, tampoco para llevarte a algún lugar por si cuando sales no hay nadie en casa, mucho menos en mi caso, que ya tenía experiencia en quedarme sola; esto significaba algo más, algo no estaba bien.
Qué paso papi?? Fue lo que alcancé a decirle en cuanto lo vi. Mami está mal, vamos a llevarla al hospital, parece que perdió el bebé, me dijo mi papá.
Nunca había sentido algo tan feo hasta ahora, no podía entender que mi hermanito o hermanita, se había ido de dentro de mi mamá, estaba muerto, ya no lo tendríamos. Mi inocente corazón se lleno de tristeza y aún faltaban cosas peores.
Al llegar a casa quiero asegurarme de cómo está mi mamá, entro al cuarto y la veo en la cama, la sábana roja se ve de un color aún más intenso y mi mamá reposa tratando de estar tranquila en un charco de sangre. Ahí fue inevitable sentir un hueco en el estómago y que las lágrimas empezaran a bajar por mis mejillas. A los pocos minutos llegaron los cruzrojistas y me sacaron del cuarto, llego un amigo cercano de mi papá para llevarse a mi hermanito Luis. Papi y yo subimos junto con mami a la ambulancia, las sirenas empezaron a sonar, parecía película y mi mente aún no lograba entender todo lo que pasaba, solo podía percibir lo pesado y triste del ambiente.
Se dejaron a mami ese día y yo me sentía como si algo me faltara, no me explicaba como alguien tan pequeño y que no conocía podía hacerme sentir tal nostalgia por ya no estar. No pudieron hacer un ultrasonido a mami, para variar nuestro antiguo Hospital San Vicente de Paúl tenía ese equipo fuera de servicio, iban a proceder a hacerle un legrado a mi mamá, o sea a raspar lo que podía quedar dentro de su útero del "producto" decían los doctores. Pero mi madre estaba inquieta y dijo: No, no van a hacerme eso hasta que me hagan un ultrasonido, y a pesar de que le dijeron que debían proceder cuanto antes para evitar una infección ella decidió irse y buscar por sus medios como hacerse el ultrasonido.
Así al día siguiente se fue a La Carit, y ahí no quisieron hacerle el ultrasonido, pero a causa de la insistencia de mi madre le dijeron que iban a hacer un monitoreo fetal. El doctor inició a realizarlo y no se escuchaba ningún corazoncito de bebé, siga doctor decía mi mamá, y de repente tuc tuc tuc tuc tuc, fuerte latía el corazón de la pequeña que valientemente aún se encontraba en el vientre, se salvo por la insistencia de mamá.
Siguieron pasando los meses, los doctores nos advirtieron que era un embarazo de alto riesgo, y ahí estaba yo ayudando en todo cuanto podía a mami, lavando la ropa, cocinando, limpiando, todo para cuidar al bebé.
Increíblemente por segunda vez la bebita parecía no querer quedarse y nuevamente hubo una amenaza de aborto, pero Dios tenía algo entre manos con esa pequeña y nuevamente se quedo para contarlo.
Al cumplirse los nueve meses llenos de ilusión, mami y papi se fueron al Hospital, para que mami se quedara y tuviera la bebé, ya teníamos una experiencia y yo sabía que cuando mami volviera traería a mi hermanita y ella debía traer un regalo para sus hermanos mayores. Dos cosas buenas en un mismo día.
Todo transcurrió normal, a las cuatro de la tarde el 19 de Noviembre del 2012 nació Gloriana Zelaya Quirós, la más pequeña de mi familia. Linda, cachetona, oliendo rico y con un pancito dulce para mi y otro para Luis llego a nuestra casa al día siguiente, llenándonos de emoción.
Mami era una campeona, le habían hecho cesárea y atendía a mi hermanita, además seguía al pendiente de toda la familia, mi abuelita había venido para para apoyarla porque no es igual recuperarse de la cesárea que de un parto normal.
Después de unos días extrañamente a mami le estaba costando respirar y tenía todos esos malestares que el asma le causaba, aunque hacía mucho no le daba.
Ella con cuidadito tosía, pero un domingo la tos era mucha y aunque ella lo trataba de hacer de la forma más delicada en uno de esos ataques de tos ella sintió que algo se abrió y vimos como su pantalón empezó a llenarse de sangre.
Luis, le dijo a papi de la forma más tranquila que pudo, llama la ambulancia, creo que se me abrió la herida.
Yo entré en pánico y mi abuelita me sacó del cuarto, y en pocos minutos estaba ahí, nuevamente ese transporte perturbador que se llevaría a mi mamá una vez más al hospital.
Ahora teníamos una bebé recién nacida y una mamá con la herida abierta, no era buena combinación. Como mami no mostraba mejoría se quedo muchos días en el hospital, la herida solo se había abierto por dentro, pero ella seguía con asma y no había manera de calmarlo.
Se iba poniendo cada vez más mal, no podía ni dormir, no quería comer, la herida se estaba infectando pero meterla al quirófano era demasiado peligroso. Le tenían un aparato conectado que drenaba la herida pero el panorama seguía gris.
Una tarde en medio de la visita, mami tosió muchísimo y la herida no pudo más y se reventó, mi mamá literalmente se vio sus intestinos que se estaban saliendo. Alístenla dijo un doctor, va para quirófano de emergencia mis tíos y abuelita que la habían ido a ver estallaron en preguntas y preocupación.
Lo que los doctores más temían era un paro respiratorio en medio de la intervención a causa de las flemas, pero ya no había opción. Mi mamá fue operada y en medio de todo sucedió como temían, entro en paro y estaba muriendo. Pero camino a esa luz que todos ven, algo le dijo, no te rindas, aún tienes 3 pequeños que te necesitan, lucha por ellos. En ese mismo momento los doctores lograron controlar la situación y salió del quirófano, viva, pero directo a cuidados intensivos, su situación era delicada.
La entubaron y sonaba horrible cada vez que respiraba, mi papá dijo que no había visto un cuadro más trágico y doloroso ver ahí a su amada, sin mucha esperanza de seguir. Pero nuestra familia no dejaba de creer y clamábamos a Dios cada día por ella, para que volviera sana y salva.
Y aunque muchos puedan pensar que era una locura mi mamá comenzó a mejorar, a tal punto que salió de cuidados intensivos, y después de unos cuatro días se encontraba nuevamente en casa, delicadita pero definitivamente solo Dios pudo devolverle la vida.
Fueron los peores quince días de mi vida, en mi último año de escuela, justo antes de mi graduación; sin embargo de esa experiencia aprendí que no importa que tan grande sea el problema, hay un Dios para el cual nada es imposible y es tan cierto como que mi hermana está en cuarto grado y tiene 10 años y como que tengo a mi mami sana conmigo, como si nada de eso hubiera pasado.
Después de unos días extrañamente a mami le estaba costando respirar y tenía todos esos malestares que el asma le causaba, aunque hacía mucho no le daba.
Ella con cuidadito tosía, pero un domingo la tos era mucha y aunque ella lo trataba de hacer de la forma más delicada en uno de esos ataques de tos ella sintió que algo se abrió y vimos como su pantalón empezó a llenarse de sangre.
Luis, le dijo a papi de la forma más tranquila que pudo, llama la ambulancia, creo que se me abrió la herida.
Yo entré en pánico y mi abuelita me sacó del cuarto, y en pocos minutos estaba ahí, nuevamente ese transporte perturbador que se llevaría a mi mamá una vez más al hospital.
Ahora teníamos una bebé recién nacida y una mamá con la herida abierta, no era buena combinación. Como mami no mostraba mejoría se quedo muchos días en el hospital, la herida solo se había abierto por dentro, pero ella seguía con asma y no había manera de calmarlo.
Se iba poniendo cada vez más mal, no podía ni dormir, no quería comer, la herida se estaba infectando pero meterla al quirófano era demasiado peligroso. Le tenían un aparato conectado que drenaba la herida pero el panorama seguía gris.
Una tarde en medio de la visita, mami tosió muchísimo y la herida no pudo más y se reventó, mi mamá literalmente se vio sus intestinos que se estaban saliendo. Alístenla dijo un doctor, va para quirófano de emergencia mis tíos y abuelita que la habían ido a ver estallaron en preguntas y preocupación.
Lo que los doctores más temían era un paro respiratorio en medio de la intervención a causa de las flemas, pero ya no había opción. Mi mamá fue operada y en medio de todo sucedió como temían, entro en paro y estaba muriendo. Pero camino a esa luz que todos ven, algo le dijo, no te rindas, aún tienes 3 pequeños que te necesitan, lucha por ellos. En ese mismo momento los doctores lograron controlar la situación y salió del quirófano, viva, pero directo a cuidados intensivos, su situación era delicada.
La entubaron y sonaba horrible cada vez que respiraba, mi papá dijo que no había visto un cuadro más trágico y doloroso ver ahí a su amada, sin mucha esperanza de seguir. Pero nuestra familia no dejaba de creer y clamábamos a Dios cada día por ella, para que volviera sana y salva.
Y aunque muchos puedan pensar que era una locura mi mamá comenzó a mejorar, a tal punto que salió de cuidados intensivos, y después de unos cuatro días se encontraba nuevamente en casa, delicadita pero definitivamente solo Dios pudo devolverle la vida.
Fueron los peores quince días de mi vida, en mi último año de escuela, justo antes de mi graduación; sin embargo de esa experiencia aprendí que no importa que tan grande sea el problema, hay un Dios para el cual nada es imposible y es tan cierto como que mi hermana está en cuarto grado y tiene 10 años y como que tengo a mi mami sana conmigo, como si nada de eso hubiera pasado.
Excelente crónica literaria. Me duele que no la terminaras. Algo ocurrió para que quedara así, a medio palo. El Profesor. El título es muy bueno, define lo que pasó sin informarlo todo, para así crear un ambiente de misterio, como debe ser en la crónica. Lo que faltó fue un buen cierre, algo de impacto que nos llegue, que nos quede como quedan los buenos recuerdos. El Profesor.
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